Esta opinión no tiene spoilers, y de contenerlos, son debidamente avisados.
Mi primera reseña de las películas hechas en
Studio Ghibli fue
El viento se levanta |
reseña dirigida por uno de sus fundadores, Hayao Miyazaki. En esa oportunidad les conté un poco acerca de este gran estudio de animación,
el cuál está bastante sub-valorado en este lado del continente.
En
2008 se supo que ni más ni menos que
Isao Takahata, el otro fundador de Studio Ghibli (y amigo de Hayao) estaba produciendo un nuevo largometraje, afirmando estar interesado en adaptar cinematográficamente el popular cuento japonés
El cortador de bambú. Finalmente, el 2013 se estrenó en cartelera
: El Cuento de la Princesa Kaguya.
Isao Takahata es alguien que merece unas lineas de esta entrada. Su aporte al mundo del cine y la tv es inigualable, y para aquellos que tenemos un poco de años seguramente estaremos al tanto de muchos de sus trabajos. Algunas de sus obras fueron series de animación para la TV basadas en clásicos de la literatura infanto-juvenil, como Heidi, la niña de los Alpes (1974). Además dirigió otras dos series: Marco (De los Apeninos a los Andes) y Ana de las Tejas Verdes. Más tarde, cuando junto a Miyazaki fundaron Studio Ghibli en 1985, dirigió otras cuatro películas: La tumba de las luciérnagas (1988), Recuerdos del ayer (1991), Pompoko (1994) y Mis vecinos los Yamada, (1999).
Ahora bien respecto a la película,
la trama de este film es muy fácil de seguir gracias a la simplesa con que está contada. Tal como si leyéramos la propia historia de un libro,
había una vez una pareja de ancianos que vivían en medio del campo, de su matrimonio
nunca había logrado nacer un niño por lo que ya no esperaban ninguno, él se dedicaba a cortar bambú mientras su mujer cuidaba la casa. Un día mientras el viejo cortaba bambú, apareció de uno de los tallos de los árboles,
una pequeña princesita, vestida con ropas elegantes pero de diminuto tamaño. El viejo tomo a la pequeña y creyéndola un regalo de los dioses, la llevó a su casa
para criarla junto a su mujer como a su propia hija.
La pequeña crecía anormalmente rápido, y con el tiempo creó fuertes lazos con los niños que vivían en las cercanías.
Sus padres la amaron desde el primer momento y la criaron con todo el amor y la preocupación que podían, pero luego de que el anciano recibiera
oro y
joyas de entre los mismos árboles de bambú de donde viera nacer a la princesa, decidió dejar el campo junto a su mujer para llevarse a la niña a la ciudad y así
se transformara en la señorita de clase alta que estaba destinada a ser. La vida de
Hime (como la llama cariñosamente su padre y que significa Princesa en japonés) cambia entonces radicalmente, adquiere el nombre de
Kaguya (que desde entonces llevaría en sociedad), y abandona los juegos por clases de literatura, música e historia.
La personalidad alegre y casi salvaje de Kaguya cambia de ahí en adelante. Su maestra pronto descubre que a la chica todo se le hace fácil:
canta, toca instrumentos y aprende con rapidez el arte del protocolo. Además de eso, Kaguya es muy hermosa y pronto, atraídos por los comentarios,
llegan los 5 hombres más ricos del lugar a proponerle matrimonio. Ella, sin embargo, no concibe una unión por obligación con alguien a quién no conoce, y al estar imposibilitada de rechazarlos directamente,
encomienda a cada uno de ellos grandes misiones para poder desposarla, con la esperanza de que desistan de tal intensión. Los sucesos entonces se centran en los diferentes retos que debe enfrentar la princesa en pos de ayudar a quienes ama y ver contentos a sus padres, aunque su real sacrificio, llegará a nosotros mucho después de lo que pensamos
.
¡Hermoso! La Brillante Princesa del Flexible Bambú... La Princesa... Kaguya? Si. Una forma tan elegante como el esbelto bambú... y la belleza que emana de ella. Le he dado un nombre que significa Luz brillante.