martes, diciembre 3

Relatos de una Mente Caprichosa N#4: El extraño - Último capitulo (SORPRESA)

 Millones de criaturas espirituales caminan sobre la tierra invisibles, tanto cuando estamos despiertos como cuando dormimos ~ John Milton





                                                   CAPITULO IV                                                   

No estaba convencida de lo que estaba por hacer, pero le miré a la cara. – Bien – fue todo lo que logré decir. Gabriel era el que llegó a salvarme. Aún así, no estaba segura si esto era buena idea, pero era lo que mi instinto me dictaba.

Condujo por lo menos 20 minutos sin decir nada, y a pesar de todo lo que tenía pensado decir en un comienzo, yo tampoco fui capaz de abrir la boca ¿Por qué tenía que ser siempre tan incómodo estar cerca de él? Para no parecer más nerviosa de lo que estaba, puse mi completa atención en la carretera, intentando distinguir en la oscuridad de la noche el camino por el que me llevaba pero incluso cuando me forcé a visualizar mi alrededor el pensamiento de él a mi lado en silencio iba y venía sin darme un minuto de tranquilidad – si  quieres puedes poner la radio, vamos a demorarnos por lo menos media hora más – dijo de repente.

- No lo creo, no gracias – sonó más hostil de lo que quería pero sería incluso más incómodo si hubiese música de fondo.

-¿Siempre tienes que ser así de …. Antipática? – dijo sin apartar la vista de la carretera.

- ¿Antipática?... – le miré fijamente, estoy segura que era una mirada asesina pero acaba de sacarme de mis casillas - acabo de ser casi asesinada por un tipo más que trastocado mental que por alguna retorcida razón me conectó contigo y pensó que haciéndome daño aparecerías… y adivina qué, ¡apareciste!… cómo el maldito superman, tú simplemente llegaste de la nada… ¿Cómo rayos lo hiciste? – hice una pausa y tomé aire – No, no me respondas, creo que si lo medito con calma le tengo más miedo a la respuesta que tengas que darme.
  
Parecía incómodo, pero más que nada, furioso. Bueno me alegraba, yo también lo estaba.

- Bien, creo que al final no puedo esperar para llegar al maldito lugar – dijo pasándose una malo por el cabello, él realmente estaba exasperado.

Sin previo aviso dobló y estacionó el auto. Salió y cerró la puerta violentamente tras de él, estaba enojado, y no sabía que haría así que no hice ademán de salir tras él, de todas formas no necesité hacerlo, cuándo se dio cuenta de que no lo seguía me abrió la puerta y me sacó.

- Suéltame, puedo salir por mi cuenta – grité y liberé su mano de mi brazo.

- Bien, ya que lo mencionas, creí que también necesitabas al maldito superman para que te abriera la puerta – su voz como el hielo.

- ¿Por qué tengo que aguantarte? Se suponía que me dirías lo que ocurrió, no que me regañarías como si tuviera 7 años Gabriel.

- ¡No tenía que regañarte cuando tenías 7 años!

Su comentario quedó flotando en el aire, como si de la nada, ahora estuviésemos en un terreno delicado. Era tan claro que se le había escapado esa información, podía verlo en su cara. Ahora era todo más confuso que en un comienzo y ya no tenía seguridad hacia dónde iba a parar esta conversación.

- ¿Qué?... ¿Qué acabas de decir?

- Yo… era una forma de decir – dijo finalmente.

- ¡A la mierda! Si no puedes hablarme con la verdad, estamos perdiendo el tiempo – grité empujando mi dedo en su pecho - se suponía que me aclararías todo de una vez pero con cada cosa que dices parece que escondieras más y más secretos acerca de ti o de mi, o de cómo tú sabes de mi conmigo cuando yo nunca antes te había visto – mi vista al frente, con ira. Luego di media vuelta y me preparé para volver al auto. Fue entonces cuando lo escuché.

- ¡¿QUIERES SABER LA VERDAD¡?, BIEN!! – Volvía a mirarlo a la cara - ¡SOY TU GUARDIÁN!, - una pausa, mi cuerpo sin moverse - POR ESO YO SÉ DE TI PERO TU NO PUEDES RECORDARME, PORQUE SIEMPRE HE ESTADO CONTIGO Y TE HE CUIDADO DESDE EL OTRO LADO, ÉL TE DEJÓ A MI CARGO, ERES MI MISIÓN Y AHORA TODO SE ARRUINÓ… ¡¿PORQUÉ TENÍAS QUE SEGUIRME?! ¡NOS ARRUINASTE SARA!

Lo escuché y repetí sus palabras en mi cabeza un millón de veces en los segundos que demoró en decirlas.

- ¿He…? – fue lo único que logré articular. Por un momento pensé que me tomaba el pelo, pero no era así, su mentón aún temblaba con lo que había soltado. - ¿Tu… a qué te refieres con un guardián?

- Ángel… Ángel guardián para ti, aún cuando técnicamente el concepto fue creado por humanos y está equivocado ya que…- se detuvo- ¿No tienes nada que decir? ¿Entiendes lo que te digo?

Ángel. ¿Entendía bien?, él era un ángel… No, no era UN, era MI ángel guardián. ¿Me estaba diciendo la verdad?, por lo menos lo creía, lo podía ver, nadie podría ser tan buen actor, por lo menos no él. ¿Estaría loco quizá?, pero por otra parte estaba su aparición de la nada, lo que había dicho el sujeto del buzo… todo parecía tener más sentido con ese sinsentido. Aún así seguía siendo una locura y quizá yo lo estaba aún más por creen en la posibilidad.

- ¿No me crees?...

- ¿Debería?...

- Es normal que tengas tus dudas – miró al horizonte y suspiró en resignación - por eso pensé en hacer esto – y como si fuera poco todo lo que estaba asimilando él extendió un par de blancas alas de su espalda. Ellas simplemente… aparecieron de la nada, como si siempre hubiesen estado allí y se elevaron por sobre su cabeza, yo perdí el control sobre mis piernas y caí al piso.

Plumas comenzaron a desprenderse de sus alas y cuando tocaban el suelo se volvían negras.
Bien, digamos que lo había probado, el era un maldito ángel.

- ¿Asustada? Si quieres correr, este es tu momento.

Increíble como parezca no estaba asustada, por lo menos no como para huir, era la primera vez que lo veía realmente, a la cara y de frente, y sin razón, no podía apartar la vista. Era hermoso, quizá todos los ángeles lo eran, quizá él era especial. Podía sentir como todo ahora parecía tener armonía: sus ojos café como el chocolate, su pelo rubio y el contraste que creaba con el blanco y negro de sus alas, sus manos grandes, la pequeña sonrisa de temor y satisfacción y esa sensación de paz que me embriagaba al verlo, felicidad y paz.
Me dejé envolver unos momentos por esa sensación.
Felicidad y paz.
No podía negarlo, él...él era… arte.

- ¿Sara? – Al escuchar mi nombre y verlo hacer desaparecer sus alas logré salir al fin de mi trance y prestar atención a lo que me rodeaba.

- No, no estoy asustada – dije mientras me paraba y sacudía mi ropa – sólo un poco molesta, ya sabes, porque al parecer tengo una familia muerta y un ángel que se preocupa que yo me mantenga feliz ¿Entiendes la paradoja?. Creo que alguien no ha estado asiendo bien su trabajo – dije intentando hacerlo sonar casual, pero al final igual había parecido acusatorio.

- Eso… no estaba en mi poder, no estaba en el poder de nadie.

Mi comentario había tornado la situación un poco más incómoda aunque no fuese lo que intentara, me dolía aún lo de mis padres, pero en el fondo sabía que eran cosas que nadie controlaba, ni siquiera alguien como él.

- Bien, creo que has logrado explicar la mitad de esta situación, pero ahora déjame preguntarte ¿Cómo es que nuestra relación de, em…  ángel invisible -humano cambió a… esto?

- No lo sé

- ¿No lo sabes? - ¿Enserio?

- Yo… cuándo me viste en el bar, casi salí corriendo, no entendía que pasaba.

- ¿Por eso me trataste así de… mal?

- Y luego te metiste en problemas y yo tuve que sacar tu trasero de ellos.

- Y luego me abandonaste, cuando estaba borracha.

- Yo no…

- No importa, enserio. Más bien, ¿Cómo no puedes saber cómo ocurrió esto? No puedes… ya sabes… preguntarle a él, allá arriba – le dije apuntando hacia el cielo y con la voz un poco más baja, por alguna razón de pronto me sentía muy observada.
    
- No es tan sencillo. No estamos hablando de pedir una hora al médico o para hablar con el jefe de tu oficina, él no nos atiende como a sus empleados, es más complicado que eso.

- ¡Bien! ¿Y entonces qué hacemos? ¿Quedarnos aquí atascados esperando que las cosas vuelvan a la normalidad o mejor aún, que vivamos juntos en mi casa para hacernos compañía.

- No dije que no había una solución – escupió molesto.

Bien, yo también volvía a estar molesta, su yo-no ángel era un chiquillo voluble y poco amistoso que le gustaba pelearse conmigo, O quizá sólo estaba frustrada, habían sido muchas cosas por una noche y necesitaba digerir todo, yo aún estaba en el periodo de una no-real aceptación a esta nueva situación. Suspiré un tanto porque entendía que este embrollo no se solucionaría por el momento y también porque no podía seguir cargando mi odio, miedo y frustraciones hacia él. Mal que mal era quien estaba aquí especialmente para ayudarme.

- ¿Cuál es esa solución entonces? – dije más calmada.

- Debemos ir a hablar con Marco, es un monje que vive en las montañas del sur de Escocia, él sabe sobre estas situaciones

- Bien, sur de Escocia… parece un largo viaje – dije sin ganas - ¿Podemos… volver al coche y dormir por hoy? He tenido suficiente. – de pronto me sentía muy cansada.

Me miró un poco aturdido, pero no dijo nada, sólo asintió – está bien, ha sido un día agotador incluso para mi, vamos – la forma en que lo dijo había sido lo más gentil que alguna vez le escuchara, me estiró la mano y me guió al auto.

- Así que… Ángel Gabriel – solté de repente, había que admitir que era divertido.

- Sin comentarios.

Volvimos a la carretera y yo me acomodé en el asiento para dormir un poco, sin embargo, antes de hacerlo no pude evitar mirar su rostro por una vez más, él podía ser un idiota y un malhumorado, pero ahora sin querer lo veía como alguien mucho más cercano – es tu idiota y tu malhumorado – pasó la idea por mi cabeza ¿De adonde había venido eso? No, no, no Sara. Si antes lo miraste con otros ojos, eso quedó en el pasado. Él era un ángel, y tú eres a quien él protege. Eso es lo que tienen. Esa es su relación en la historia.



- ¿Sara?... ¿Sara?

- ¿Mmmmh?...

- Vamos, debes despertar…

Ella había estado las cuatro horas que conduje hasta el aeropuerto durmiendo – y si lo preguntan, sí, así de lejos quedaba de la ciudad - no quise molestarla, parecía que el sueño que tenía la mantenía en paz, y eso era bueno, que ella pudiese tener un momento de paz era bueno.

¿Cómo es que habíamos llegado a esto? Ahora que mantenía mis pensamientos en orden, no podía creer todo lo que había pasado, lo único que debía hacer era cuidar de ella, y ahora, yo era la única razón por la que se encontraba  en peligro.

- Soy un gran hijo de…

- ¿Gabriel? – escuché a Sara aún somnolienta. - ¿Dónde estamos? – su cabello enmarañado y los ojos entrecerrados le daban un aspecto bastante indefenso, realmente me gustaba como le quedaba…  

Detente. Tan sólo detente justo ahí, gritó mi voz racional nuevamente. Esto me estaba pasando cada vez más seguido.

- ¿Ya despertaste bella durmiente? – La miré por un momento - Bien, estamos a punto de llegar ya que lo preguntas, será mejor que te despabiles, ni creas que voy a cargarte hasta el avión

- No pedí que lo hicieras – miró por la ventana del auto, de seguro pensando algo que yo no alcanzaba a imaginar – eres como un viejo gruñón – respondió finalmente.

- Mmmm… así está bien malcriada, comienza el día siendo amable conmigo, es lo que hará de este viaje algo llevadero – dije mientras la miraba por el retrovisor, ella sonrió.

- Y entonces… ¿Cuánto dices que esto demorará?, ya sabes, tengo que avisarle a las chicas.
- Diles que serán unos días, que estas solucionando asuntos personales, Becca entenderá.

- ¿Cómo sabes tu …? Olvídalo, no quiero saber, simplemente no quiero – respondió tapándose los oídos.

Su expresión me causó mucha gracia, se veía como una niña pequeña y yo simplemente me reí un momento. Ella entonces dejó de taparse los oídos y me miró fijamente.

- Dios… así que ríes– dijo sorprendida, su expresión extraña - es grato de oír, deberías hacerlo más.

- Todo el mundo tiene sus momentos Sara, déjalo. – miré por la ventana, de repente me sentí avergonzado.

Subimos al primer avión que encontré disponible, necesitábamos encontrar a Marco, era el único monje que sabía podía ayudar a solucionar mi problema de “visibilidad” en estos momentos, aunque no sabía nada más allá de él. Como todo hombre de las montañas, era un misterio hasta su propia existencia y los datos de sus hazañas eran guardadas con recelo entre los ángeles. El viaje fue largo, pero Sara se las arregló para dormir la mayor parte de él, por mi parte, no pude dejar de ver a la madre que cuidaba de su hijo dos asientos delante de nosotros, era morena y bastante más pequeña que el promedio, pero se las arreglaba para sostenerlo en el aire y jugar con él. El bebé sonreía encantado.

- ¿Te gustan los niños?

Me giré y vi a Sara recostada en el asiento, de lado, observándome. Sus ojos puestos en los míos, esos grandes ojos inspeccionadores y poco amistosos, pero que sabía hace tantos años que guardaban a una persona verdadera de corazón.

- Me gustan.

- Bueno, eres un ángel, de todas formas no es como que puedas decir que no te gustan…

- No me gustan los adolescentes – repliqué – son gritones y hormonales, no puedes controlar nada en ellos.
- ¿Controlar, he? – su mirada en mi.

- Controlar – repliqué y la miré de vuelta, sostuve su mirada por unos momentos y entonces ella desvió su atención a la ventana, como escondiendo su timidez.

Tan linda.
No. No. No. No. No.

- ¿Qué pasará cuando hablemos con este hombre? ¿Lo solucionará y te irás? ¿Seguirás viéndome o volverás arriba? - dijo de pronto, con un tono algo preocupado.

- No lo sé. ¿Qué crees tú que pasará?

- No lo sé, pero no me gustaría que fueras sancionado por mi culpa, - dejo de hablar un momento - ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo algo cautelosa, expectante de lo que pudiese decirle. 

- Bien.

- Mmmm... - parecía analizar la pregunta - ¿Cómo... es ser… así? 

- ¿Así? – Volvía a hacerme sonreír - ¿Así de guapo dices? ¿Así de sensual y divertido?, no lo sé Sara, no es cómo te pintan en la tierra que es la vida de los seres sobrenaturales, la mayoría de ángeles son muertos, es decir, tuvieron una vida humana antes, luego murieron y fueron seleccionados por sus méritos. Yo no. Yo fui llamado a servir desde el momento de mi existir, en lugar de ir al otro lado o de nacer en la tierra. Desde que lo recuerdo has sido mi asignada, y esto simplemente las sé, nadie me las contó y nadie me instruyó sobre cuál era mi “nuevo trabajo”, es como respirar, como pensar. No eres consciente de que lo controlas, solo lo haces.

- ¿Siempre has sido mi guardián?, ¿Toda mi vida?

- Toda tu vida he sido tu guardián y siempre seré tu guardián… – dije detenidamente y noté lo posesivo que sonaba mi comentario – si él así lo quiere.

- Bien, entonces puedo confiar ciegamente en ti – dijo con una sonrisa en su cara.
- Pensé que ya lo hacías.

- Pero ahora lo haré con una buena actitud, porque fuiste sincero, me portaré bien.


- Siempre lo haces…-mi mano instintivamente tocó su mejilla y ella dio un pequeño salto de sorpresa, yo aún no entendía bien lo que hacía – cuando eras pequeña siempre cuidabas de tu hermano y aún más cuándo enfermó - mis palabras fluían por si solas, no podía controlarlas y comencé a acercarme, nuestros rostros cada vez más cerca, yo comenzaba a susurrar - luego lo de tus padres, eso fue muy duro para ti, llorabas...tanto. Siempre me preguntaba si alguna vez volverías a quedarte dormida sin lágrimas en los ojos - mientras lo decía encontré mis ojos en los de ella y pude reflejar mi propio deseo en ellos. No. No No, esto esta mal. Pero lo quieres ¿Qué demonios quería hacer?.

 
Sorpresa, sorpresa.

Bien, ya sé lo que se estan preguntando ¿WTF?, ¿este es el último capitulo?. Bueno, si y no. 
Lo que pasó es que ya les conté mi intensa frustración por lo extenso que resultó ser este "relato corto", del cual soy 100% culpable. 
Mientras escribía comenzaron a surgir ideas, de esas ideas situaciones y de esas situaciones cambios en la historia original. Ahora Gabriel y Sara están en una posición que merece un desenlace decente, y para eso necesito que me regalen unas cuantas lineas más. 
Este es el fin, pero de la primera parte. La segunda parte ya comencé a escribirla y espero publicarla en 2 semanas, por una cuestión de orden. ¿Qué les parece esta decisión que tomé?






1 comentario:

  1. Tengo que leerlo :D perdón por la ausencia !! Mas tarde me paso, beso. :3

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Gracias! *.*, justo ahora haz usado tu tiempo en hacer feliz a una persona :D